jueves. 28.03.2024

Julián Creis In Memoriam

Hoy toda la ciudad de Valdepeñas está triste y soturna, con su alma soñadora desmazalada y esplenética. Cuando un Mecenas de la poesía y poeta sensitivo él mismo muere, la vida siente menos las rosas, la luz del amanecer, la atmósfera profunda de la estepa y las alas multicolores de la más humilde mariposa. Julián y su hermano Francisco eran gente extraña, de inusitadas bondades. 

julian creis bodegas a-7

Eran extraños como extraño debía parecer Don Quijote a las buenas gentes de la España inventada por Cervantes. Pero formaban parte de esa extrañeza que a la gente sencilla y sensible la conquista, y a la vulgar – que también en Valdepeñas hay almas ápteras y envidiosas, como en cualquier lugar habitado en el mundo – la indigna. Invirtieron buena parte de su patrimonio en la promoción de la poesía, y buscaron subvenciones públicas por la causa de los poetas con mayor ahínco que si fuera para interés propio. Julián y Francisco amaron la poesía como pocos la han amado, y las Bellas Artes les recompensó con un alma de muchachos inmarcesibles, eternamente adolescentes.

Julián Creis escribió magníficos sonetos, cuyos endecasílabos de ritmo melódico y sáfico aún repiquetean en nuestra memoria. Era un poeta de retórica clásica, y ese gusto por el conocimiento de los trebejos del oficio me lo hizo siempre entrañable.

También queremos recordar aquí a su mujer, Maruja, que también militó bajo las mismas eutrapélicas banderas artísticas que su marido, y que ello le hizo mantener una sonrisa juvenil perenne indesmayable. Las conferencias y presentaciones de libros de toda índole, pero sobre todo de poesía y novela, que se llevaron a cabo en su preciosa casa de la Cárcel Vieja, influyeron sin duda en la vida cultural valdepeñera, y fueron semillero de nuevos poetas y artistas. Porque el amor a la poesía tiene siempre una dimensión pública y gozosamente contaminante, que impregna los entornos humanos de los que sale y a los que se entrega como el milagro de vino, del que también fue eximio catador. En ese sentido Julián Creis, con su hermano inolvidado, ha coadyuvado a la construcción espiritual de Valdepeñas, conjunto de edificios de palabras y artefactos artísticos que detrás del urbanismo visible late como el alma de la ciudad, objetivo municipal también, a pesar de su intangibilidad.

Amar la poesía y los libros, y compartir la belleza que uno siente con los demás vecinos es un tipo de amor activo a la Ciudad en la que uno vive y a sus ciudadanos. Julián Creis amaba fervorosamente a Valdepeñas – Valdepeñas como misión en La Mancha y en España pilotada por su linda Patrona, la Virgen de Consolación -, y ese amor inmenso y desinteresado es el que quiero reconocer aquí, en esta pocas líneas, brindando con un buen valdepeñas por la memoria inmarcesible del siempre optimista valdepeñero don Julián Creis.

Julián Creis In Memoriam