lunes. 29.04.2024

Rajoy clavará el clavo

En la República Romana, por influencia etrusca, cuando se entraba en una etapa de graves epidemias, hambre, guerras intestinas o guerras exteriores, y se hacía difícil la superación de la crisis, el Senado nombraba a un dictador, comisionario de la soberanía permanente del Populus Romanus, para que clavase un clavo en el muro del templo de Júpiter Capitolino.

En la República Romana, por influencia etrusca, cuando se entraba en una etapa de graves epidemias, hambre, guerras intestinas o guerras exteriores, y se hacía difícil la superación de la crisis, el Senado nombraba a un dictador, comisionario de la soberanía permanente del Populus Romanus, para que clavase un clavo en el muro del templo de Júpiter Capitolino. Con ese clavo el dictador clavaba también para siempre todos los males que estaban a la sazón asolando a la República y a sus ciudadanos. Una vez clavado el clavo y superada con ello la crisis, el dictador dejaba la dictadura y se reintegraba como un ciudadano corriente en el cuerpo de ciudadanos. Por eso los dictadores no son soberanos, porque su dictadura no fue nunca permanente. Hasta Sila no superó los seis meses, y el propio Sila la dejó un día y se reintegró de nuevo en la multitud, en eso que Platón llamaba “fiera de muchas cabezas y muchos colores”.

El año 2015 ha acabado para nosotros, los españoles, con gravísimas crisis no resueltas – la secesión en Cataluña, la crisis económica, la corrupción, la complicada formación del nuevo gobierno, etc. -, y creo que nuestro presidente Rajoy, supremus Regni officiarius, debería clavar ese clavo apotropaico en los muros del Parlamento Nacional. Yo le invito y le sugiero a Mariano Rajoy que lo haga. Si a los romanos les salió bien, ¿por qué no a nosotros? Rajoy tiene toda la pinta de saber clavar con calma un gran clavo en una pared. Y dará en el clavo de nuestras soluciones políticas. Mientras, la Noche Vieja, rebaja al “populus” en “plebs, en “incondita et confusa turba”, en “multitudo dissoluta”, y es que a veces el “populus”, como sociedad política organizada, también necesita relajarse con el bostezo y desorden de la Fiesta, para coger precisamente en el desorden esa energía necesaria para el orden, que será tan necesario en el ya naciente 2016.

Rajoy clavará el clavo