martes. 16.04.2024

Una mujer fuerte

Ahora ya no, pero hace mucho tiempo un servidor padecía el llamado "síndrome del lunes". Por eso, cuando llegaba la tarde del domingo y, para velar armas, me leía el periódico enterito, empezando siempre desde atrás y terminando por las primeras páginas, dejando el suplemento dominical para el resto de la semana.

De lunes a viernes, de aquellos cuadernillos repletos de publicidad y artículos, siempre me interesaba una columna muy particular que se titulaba "Daguerrotipos" y la firmaba el escritor Manuel Vicent en el País. En todos los reportajes siempre presentaban al personaje en el centro de la hoja con unas fotos de frente y los dos perfiles, siempre en blanco y negro, casi como una ficha policial. Después y a ambos lados de los retratos, el texto hacía una introspección de su biografía y sobre las cualidades del protagonista.

Nunca pretenderé alcanzar tal grado periodístico, tan atrevido como interesante, pero como últimamente he escrito varios textos sobre amigas y gente de mi ambiente, no quisiera que esto se convierta en un hábito. Y sin embargo no me resigno a seguir observando mi entorno y por eso otra vez vuelvo a fisgonear sobre alguien cercano, poner en valor su figura que, en este caso, también es sobre una fémina.

A poco que empieces a conocer a Nieves, que así se llama la protagonista, te darás cuenta que es una mujer fuerte y no me refiero a una  simple fortaleza física por su envergadura, sino por su temperamento. Sus rasgos físicos sólo reflejan una insignificante cuota de ese poder y la sensación de firmeza es más evidente cuando empiezas a tratar con ella, sobre todo en el momento que observas su predisposición frente al reto porque es sorprendente el ánimo y el brío con el que afronta las tareas.

Hay que tener en cuenta que su origen leonés, concretamente del Bierzo, acentúan más su personalidad e imprimen carácter. Supongo que también influyeron en ese ánimo, aquella infancia responsable ayudando en las tareas familiares y, tras los estudios y un primer empleo en una sastrería, decidió emigrar a la capital buscando un futuro mejor. Aquellos hechos ahora lejanos en el tiempo marcaron definitivamente la solidez y la tenacidad de su conducta, circunstancias que sirvieron para acentuar esa actitud resolutiva. Además, lejos del hogar, la independencia le exigió actuar con decisión y firmeza ante las vicisitudes y problemas que la vida plantea en todo momento. Ella es auténtica y transparente, y le cuesta un mundo disimular su estado de ánimo porque no utiliza el recurso del equívoco, en su capacidad de resolución nunca hay ambigüedades.

Digamos que nuestra protagonista asumió con naturalidad su destino, pero nunca cortó el cordón umbilical que la unía a sus padres y a su pueblo, es más, después de tanto tiempo alejada de los suyos, su acento  todavía refleja pequeñas reminiscencias de aquella comarca tan cercana a Galicia, así que cuando, por alguna broma, hemos sacado a relucir este tema, se enorgullece de su tierra y se ríe con una risa franca, sonora y explícita.

El mundo de Nieves gira alrededor de un gran matriarcado que se inicia con el vínculo materno. Sin olvidar el cariño hacia su padre, para ella importan, y mucho, su madre, sus hijas, sus hermanas aún en la distancia y sus compañeras, y todas ellas son su razón de ser. Por eso Adolfo, en minoría, se resigna y asiente ante esta realidad.

Quizás por su origen humilde y nacida en una zona minera, Nieves es una mujer comprometida, reivindicativa y solidaria, siempre atenta a la realidad social, crítica con el poder y con quien lo ostenta, pero, sobre todo, rechaza y desprecia a todas aquellas opciones políticas que se oponen a la renovación de los viejos valores y las mejoras de la clase trabajadora, siendo incapaz de asumir la injusticia.

Cualquiera podría pensar que posee una actitud panfletaria, pero en absoluto, simplemente comparte sus opiniones razonadas con cualquiera que pueda escucharla. Porque Nieves es buena conversadora y es capaz de dialogar sobre cualquier tema aparte de la actualidad política, cuidando mucho el lenguaje, y si por descuido le das un zasca al diccionario, te reprende sin dudar.

Como no todo puede ser bonito y positivo debería sincerarme y mostrar algo de ella que al menos mantenga un contrapunto de crítica. Apenas un par de puntualizaciones sobre su forma de actuar. Nieves, si la dejas hablar mucho, te puede apabullar, por eso debes intentar contrarrestar su fluido discurso para mantener el equilibrio en la conversación. A veces, y llevada por la emoción al defender sus criterios, su desafío puede rayar la tozudez.

Ya ven, sólo soy capaz de hacerle un par de reproches o reparos, que siempre tienen como origen su vehemencia y esa fortaleza que tanto la identifica. 

Desde hace ya unos meses hemos pasado de ser compañeros a tener una incipiente amistad, ser buenos conversadores y la lógica empatía generacional nos ha ayudado para aceptar esta realidad. Aunque ahora nos vemos menos, todavía me queda el recuerdo de su gran profesionalidad, además, compartir la auto exigencia en el trabajo  nos ayudó a descubrir el aprecio mutuo.

En estos momentos solo espero que, a pesar de las ausencias, mantengamos el gran afecto que nos profesamos. Ah, y confío en que disculpe mi atrevimiento por hacer pública y explícita nuestra amistad a través de este sincero texto. 

Una mujer fuerte