viernes. 17.05.2024
LAS HISTORIAS DE KUKA

Capítulo XV. Campo Santo

Una hora de atasco, todos en fila con los coches que sólo se sacan los días de fiesta. Sí, esos coches carísimos y algo anticuados, pero impolutos, cargados de flores con las señoras a juego con los mismos y con esas cabezas cardadas que rozan el techo del vehículo.

Nos dirigimos al campo santo, mi madre sólo lleva una rosa y la bandera de España para que ondee bien en la tumba de su marido, porque lo que valen las flores lo ha gastado en garbanzos para los que lo necesitan. Después de media hora o más buscando aparcamiento, nos dirigimos al interior del cementerio.

Este puente las 'viudísimas' no nos han recibido en casa de madre, estaban todas acicalando sus lápidas entre suspiro y sollozo, recordando a sus santos maridos, que no lo fueron tanto en vida. Eso sí, inventándose unas bondades que no poseían, pero que en el fondo solo querían que las hubiesen tratado así.

Viudísimas: Kuka, ¡qué bien que estás aquí! ¡Cuánto te echamos de menos! ¿Recuerdas cuando corrías por aquí con tus coletas?

Kuka: Sí, monísima, con las rodillas echadas abajo dándole pedradas a los gatos. Luego crecí y venía a ayudar a mi madre y a ver al hijo del sepulturero, mientras vosotras desollabais a la que faltara y poniendo verde su lápida que no era tan suntuosa como la vuestra.

Viudísimas: ¡Hija, qué clara te parió tu madre!

Kuka: Así me va. ¡Cuánto plástico hay este año! Como se me caiga un cigarro encendido arde esto como el pebetero de las olimpiadas.

Madre de Kuka: Hija, date una vuelta que ya me estás poniendo bueno el gallinero.

Viudísimas: ¿Qué le pasa a la niña?

Madre de Kuka: A esta se le está acabando eso que se nos va a todas entre sofocos y mal humor.

Viudísimas: ¡Es muy joven!

Madre de Kuka: Lo sé, pero me salió adelantada hasta para eso. Desde que ha llegado no para de quejarse. Que si los niños se han quedado en la capi, que si se han ido al Halloween ese hechos unos adefesios, que si Paco no la escucha, que si no llega a fin de mes, que si la Puri es una fresca. ¡Ay!, que se le pasen ya los desarreglos.

Viudísimas: Que se venga para el pueblo que ésta necesita un par de potajes y una buena confesión con el cura.

Kuka: Paco, fíjate, ésta es la tumba de la rica del pueblo. ¡Cómo será, que le ha puesto un marco digital de fotos para recordar en vida a su difunto! Y digo yo, ¿qué le interesará a nadie como estaba en bañador en Benidorm?

Paco: Amor, ¿a ti esto no te pone traviesa aquí entre las lápidas?

Kuka: ¡Por Dios Paco! ¿Tú crees que con estos plasticazos chinescos me voy a entonar? ¿Qué pensará quien te escuche?

Paco: Pues que te quiero mucho y quiero demostrártelo a todas horas.

Kuka: Si no fuera por el amor que te tengo, no sé de dónde sacaría las fuerzas.

Paco: ¿Y si nos metemos en aquel panteón medio derruido unos minutos?

Kuka: ¡Qué salido estás! Pero sólo un minuto. Dios, permite que no deje de amarlo y dame también la paciencia para seguir complaciéndole.

 

Capítulo XV. Campo Santo