Han sido alrededor de cincuenta las personas que han asistido a este taller, en el que Cuquerella ha trabajado sobre una de las grandes dificultades que se encuentran el familiar y el propio enfermo, “porque llega un momento en el que encontrar la manera de encontrar las palabras y de expresarlas se va perdiendo en nuestro cerebro, y en estos enfermos perdura más la actividad de entender que la de comunicar”.
Por eso y porque todos estamos acostumbrados a que cuando hablamos con alguien, este nos responda con frases construidas y largas, se ha hecho este taller, para que los familiares y cuidadores de personas con Alzheimer sepan que es fundamental utilizar con ellos la comunicación no verbal. “Muchas veces lo que ocurre es que la gente va perdiendo la comunicación, con lo cual el enfermo se aísla más y no se siente acompañado”.
Según la Presidenta de la Fundación catalana del Alzheimer, es muy común también que cuando un enfermo quiere comunicarse y no encuentra las palabras, y nosotros no entendemos que no sabe lo que nos quiere decir, surja hasta agresividad en ambos lados, en la parte del enfermo porque no le entendemos y en el familiar, entendida como subida de tono de voz, por ejemplo. “Cuantas veces decimos que una persona con Alzheimer nos pregunta veinte veces que qué hora es y veinte veces le contestamos, sin entender que a lo mejor lo que quiere saber es a qué hora comemos porque tiene hambre y no lo sabe comunicar”.
La comunicación es aún más compleja –según ha explicado- cuando el enfermo intenta comunicarse con alguien que no es de su entorno más cercano. “Porque con la familia muchas veces, con la mirada ya sabemos lo que quiere decir, pero por ejemplo a los profesionales les es más dificultoso porque no conocen a la persona desde hace muchos años”. En este caso y según su experiencia, la familia debe ayudar a leer los mensajes no verbales del enfermo, con el fin de ayudar en esa comunicación.