Lo hice entonces y lo hago hoy, doce años después, en nombre de un gobierno con la ilusión de quienes tienen un proyecto y se saben capaces de llevarlo a cabo.
Hoy somos seis mil valdepeñeros/as más de los que éramos entonces. Y somos muchas más cosas: casi tantas como las que aún nos faltan. Tenemos suelo industrial; hemos conjurado la sed y las tormentas que no pocos duelos y dolores de cabeza nos dieron; somos la ciudad con mejores prestaciones sociales y sanitarias de nuestro entorno; hemos abierto nuevos parques, bulevares, plazas públicas y hemos eliminado los pasos a nivel cambiándolos por otros subterráneos y seguros.
¿Cuánto nos falta? Tanto como el futuro que nos merecemos. Y en eso estamos. Paliando la carencia de trabajo, con obras públicas municipales, por eso que llaman “herencia” y en realidad son los intereses de unos pocos. Manteniendo los servicios que quitan quienes están obligados a darlos. Dotando a la ciudad de nuevas infraestructuras como: la pista de skate; la Casa del Agua; las urbanizaciones del centro urbano, o nuestra apuesta por la empresa y el trabajo con el nuevo Centro Integral de Innovación y Formación; etc… En definitiva algo más (aunque también) que paraguas.
Bienvenidas sean pues estas LXI Fiestas del Vino, nuestros invitados de los Países Bajos, y cuantos/as hagan de Valdepeñas su lugar de encuentro para brindar alegrías.
