viernes. 26.04.2024

Si nos preguntaran a qué huele Valdepeñas durante las Fiestas del Vino, todos coincidiríamos en que nuestra ciudad durante esos días huele a vino, pero no a un vino cualquiera, sino a un muy buen vino. Y si la pregunta fuera otra y en vez de utilizar el verbo oler, nos interesáramos por cómo sabe Valdepeñas, ¿qué diríamos? ¿A qué nos sabe Valdepeñas en septiembre?

uvas (Copiar)

La primera opción seguiría siendo a vino, porque no podría ser de otra manera si estamos en plena vendimia. Si no fuera así las botas no tendrían sentido, y nuestras camisetas blancas parecerían huérfanas sin esas reiterativas manchas de vino que nos uniforman durante toda la semana y que nos hacen sentir aún más valdepeñeros. Pero además de vino, ¿a qué nos sabe Valdepeñas durante esos días?

Se podría decir que Valdepeñas sabe a mucho, una explosión de sabores que van en función del momento del día y que nos aportan todo aquello que necesitamos para sobrellevarlo. Hay momentos para lo dulce,  lo salado, para experimentar algo nuevo, y, cómo no, para recurrir a los sabores de siempre.

Migas manchegas (Copiar)

Valdepeñas de buena mañana huele a café y a chocolate recién hecho, como el que muy bien saben hacer en La Churrería Veracruz, acompañado de sus siempre apetecibles roscas y churros, un desayuno ideal para estos días que nos aportará la energía necesaria para sobrevivir a un largo día de fiestas. Esta churrería se convierte en uno de los sitios más frecuentados durante estos días y no sólo por los que aquí estamos, sino por los que de fuera vienen y quieren volver a recuperar ese sabor tan inconfundible, tan entrañable y tan nuestro como es el de “un desayuno en la Veracruz”.

Chocolate con churros (Copiar)

Cuando va avanzando la mañana Valdepeñas necesita reponer fuerzas y su sabor se torna del dulce al salado, reclamando un buen almuerzo de los que aquí, muy bien, nos preparamos. Ya sea con vino o cerveza, porque aunque estemos en las Fiestas del Vino, no hay que olvidar que Valdepeñas también sabe a cerveza, este almuerzo debe prepararse a conciencia. Los excesos estos días se perdonan y, por ello, recurrimos a todo aquello que durante el año hemos dejado un poquito de lado.

Una vez desgastado ese almuerzo, llega la hora de comer, y en ese momento Valdepeñas puede ofrecer un sabor casero cocinado a fuego lento en casa, u optar por lo que aquí llamamos “comer en vaso”, una de nuestras tradiciones favoritas y por la que nos esforzamos para que jamás se extinga. Cualquiera de las dos opciones tiene su encanto, porque comer en casa unas migas sabe igual de bien que si te las tomas en una de las terrazas de nuestra ciudad, siempre y cuando después de llenar el estómago tengamos un ratito para echarnos la siesta, deporte nacional que aquí en Valdepeñas intentamos llevar a rajatabla lo mejor que podemos. Y es que en fiestas se convierte en una necesidad si queremos desafiar al sueño, claro que, como en todo, hay excepciones y los hay que pasan de ella y se entregan sin más “a lo que surja”. Por eso también podemos decir que Valdepeñas en fiestas sabe a siesta.

La tarde en Valdepeñas se presenta igual que el día, con las mismas ganas de continuar saboreando la ciudad. Y qué mejor manera que hacerlo que saborearla a mordiscos fríos. Y de estos mordiscos fríos y congelados saben mucho en Heladerías Bernabéu, un establecimiento que todos los años nos anuncia que el verano ya llegó, y que durante las fiestas se convierte en el lugar perfecto para hacer un alto en el camino para proseguir con las fiestas en su epicentro, La Plaza de España. Mil y una opciones convertidas en helado artesanal que nos recuerdan que Valdepeñas también sabe frío.

Helado (Copiar)

Y cae la noche y Valdepeñas, que no ha parado por casa en casi todo el día, se entrega a la música, a la verbena, a los conciertos, a las sonrisas entre amigos, al buen ambiente, al vino y a todo aquello comestible  que llevamos en los carros, porque no hay que olvidar que Valdepeñas por las noches sabe a Peñas. Una ecuación perfecta que nos hace perdurar en la noche como si el tiempo se paralizara, como si hubiésemos nacido para estar allí, olvidando las preocupaciones, y, muchas veces, queriendo olvidar que trabajamos al día siguiente. Pero qué más da, hay que aprovechar el hoy y el ahora, pues las fiestas no volverán de nuevo hasta pasados 365 días.

Como hemos podido ver Valdepeñas sabe a mucho, una detonación de sabores que nos hacen sentir las fiestas desde otro punto de vista.  Pero de todos los sabores, ¿no echáis uno en falta? yo creo que sí, porque qué sería de nuestras Fiestas del Vino sin esa pregunta que, casi al alba, alguien no olvida formular, ¿Quién quiere unas gachas?

¿A qué sabe Valdepeñas durante las Fiestas del Vino?