La Navidad, como todo, tiene sus aspectos positivos y otros no tanto. En terapia tenemos personas a favor y otras en contra de estas fechas. Unos que están deseando que llegue, porque significa reencontrarse con los suyos (amigos, familiares) y otros que están deseando que se pasen, porque ese reencuentro no se podrá conseguir, bien porque ya se fueron o porque las circunstancias han cambiado y no estarán.
Las reuniones de empresa, familiares, “con quién me siento, con quién no me quiero sentar, de qué hablamos, de qué no queremos hablar, quién vendrá, quién no acudirá”…
Hay personas que disfrutan de las principales Noches, de las felicitaciones por las fiestas, por el año que entra y otras que las consideran farsas, de conocidos que te saludan y en todo el año lo han hecho, que te felicitan por inercia, ya que todos lo hacen…
En terapia infantil ocurre igual, niños hiperregalados, sin ilusión por nada, sin necesidad de nada, que no saben qué “pedirse” y otros que solo piden tiempo, tiempo junto a la madre, porque el padre está ausente o viceversa, tiempo de dedicación exclusiva a ellos, porque, según su percepción, siempre le dedican más al hermano.
La Navidad vista desde la religión, el nacimiento del Salvador y los Reyes Magos que vienen a visitarlo o la Navidad vista desde el mundo americano, o del ateo, papá Noel con su trineo.
Cada día es un día nuevo y según la actitud con la que lo vivamos, disfrutaremos de él y haremos disfrutar a los que están a nuestro alrededor o desearemos que llegue pronto la noche. Aunque unas veces es más fácil que otras, todos los días sale el sol y hay algo por lo que reír. Todo depende de las gafas con las que se mire y tú, ¿con qué gafas ves la Navidad? Espero que siempre tengáis algo que celebrar. Un saludo desde el Centro de Psicología Ana Belén Madero.
