lunes. 29.04.2024
CON LA VIDA POR DELANTE

Allá donde fueres haz lo que vieres….

Es absolutamente fascinante la condición humana y sus normas…..

Suelo escuchar atentamente casi cualquier comentario que flota a mí alrededor. Eso es síntoma de que, por lo general,  siempre tengo algo que decir al respecto. 

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Oír comentarios machistas acerca de la longitud de una falda, sobre lo impropio de un beso en medio de la vía pública, la sorpresa ocasionada por la cantidad de piercings que pueblan un cuerpo humano o la forma de demostrar hasta qué punto te ha resultado satisfactoria una buena comilona….este tipo de cosas, continuamente, me llevan a pensar en esa costumbre universal de “allá donde fueres haz lo que vieres”…

Parece casi inevitable y hasta necesario para la supervivencia humana seguir las normas o hábitos de la fauna autóctona del lugar en el que vives. De no ser así te conviertes en lo que no encaja, en esa nota discordante que no es bien recibida entre los habitantes de ese pedacito de mundo en el que has ido a parar.

Si algún día, paseando por la plaza de Valdepeñas, ese pedacito de mundo en el que yo misma he ido a parar, me diese por ir con un simple taparrabos, me acusarían de alterar el orden público, de depravada, o, en el mejor de los casos, pensarían que he perdido la cabeza. Sé que esa imagen hipotética puede haber causado más de un colapso cerebral, pero mantenerla durante un par de segundos más,  lo único que tenéis que hacer es cambiar el escenario. Yo, en taparrabos, cual Jane en busca de su Tarzán, en una selva africana, rodeada de una tribu aborigen en pelotas, bajo otros condicionamientos, bajo otras reglas del juego….¿acaso no es revelador?

Apliquemos este mismo experimento en cualquier faceta del ser humano. La que sea. Por ejemplo, la religión. Todos los dioses podrían ser los verdaderos, cualquier dogma una ley inquebrantable, cualquier texto sagrado el origen de todas las cosas….la sutil diferencia entre lo que somos y lo que deberíamos ser normalmente se ajusta al entorno en el que el destino ha tenido a bien en  colocarnos.

El día que llegué a esta conclusión, hace ya muchos años, me sentí lejos de todo. Porque no hay verdad más grande que la de uno mismo. No hay camino más acertado que el que se elige por elección propia. Sin condicionamientos, ni coacciones.

No tengo intención de venderle a moto a nadie ni provocar un levantamiento en masa en contra de lo establecido. Abstraerse de la sociedad en la que nos ha tocado vivir y no dejarnos influir ni dirigir por ciertas normas, que más que cívicas, son castradoras, puede ser hasta doloroso. Pero, a pesar de todo, de lo que no me cabe duda, en que es en las pequeñas cosas donde podemos alcanzar una libertad indescriptible. La nuestra y la de aquellos que nos rodean. Que no se nos olvide que la libertad de uno acaba donde empieza la de los demás.

La clave, mi clave, es tener una mente abierta….

Porque cuando vea un cuerpo alegremente pintado recordaré que el tatuaje es la forma de arte más antigua de la historia, una fuerte marca de identidad; porque al ver a dos personas del mismo sexo cogidas de la mano vendrá  a mi cabeza el mito de Ganímedes y me preguntaré cómo es posible que algo que es y fue tan natural como  respirar  siga siendo hoy motivo de controversia; porque mientras a la mujer se le siga considerando inferior al hombre mantendré la esperanza sabiendo que existieron y existen sociedades matriarcales, como la de los Mosuo de China, con más de mil años de antigüedad, donde su valor supremo se haya en la igualdad y el respeto mutuo entre hombre y mujer…..…Estos son solo unos pocos ejemplos de esas pequeñas grandes cosas que pueden contribuir a cambiar nuestro mundo interior y, en consecuencia, el entorno en el que nos ha tocado vivir.

En conclusión: Ante una verdad absoluta inexistente, ante la pregunta  sempiterna y trascendental de si somos algo más que las circunstancias que nos rodean, seguiré revelándome contra aquello que atente a los valores que me sustentan, los míos, los que nacieron de la ruptura entre lo que soy y lo que siempre se esperó de mí.

Allá donde fueres haz lo que vieres….